Moisés nació en tiempos de gran opresión para los israelitas en Egipto. El faraón había ordenado que todos los bebés varones hebreos fueran arrojados al río Nilo por temor al crecimiento de la población hebrea. Sin embargo, la madre de Moisés, deseando protegerlo, lo escondió durante tres meses y luego lo colocó en una canasta de juncos en el Nilo. Providencialmente, la hija del faraón encontró al niño y decidió criarlo como suyo, llamándolo Moisés, que significa "sacado de las aguas".
Moisés creció en la corte real egipcia, educado en toda la sabiduría de los egipcios, pero nunca olvidó sus raíces hebreas gracias a la influencia de su madre biológica, quien fue contratada como su nodriza. Aunque fue criado como un príncipe egipcio, Moisés siempre sintió una conexión especial con su pueblo hebreo.
Un día, al presenciar la injusticia de un egipcio golpeando a un hebreo, Moisés interviene y mata al agresor. Temiendo por su vida, huye hacia el desierto de Madián, donde vive durante cuarenta años como pastor. En Madián, se casa con Séfora, hija del sacerdote de Madián, y tiene dos hijos. Durante estos años de exilio voluntario, Moisés experimenta una profunda transformación espiritual mientras cuida las ovejas en el desierto.
Un día, mientras Moisés apacienta el rebaño en el monte Horeb (o Sinaí), Dios se le aparece en una zarza ardiente que no se consume. Desde la zarza, Dios llama a Moisés para que sea el líder que saque a los hijos de Israel de la esclavitud en Egipto y los guíe a la tierra prometida. Moisés, inicialmente renuente debido a su falta de elocuencia y miedo al rechazo, finalmente acepta el llamado de Dios después de que Él le asegura estar con él y le proporciona señales milagrosas como prueba de su poder.
Con el respaldo de su hermano Aarón, Moisés enfrenta al faraón, exigiendo la liberación de su pueblo. Este enfrentamiento desencadena una serie de diez plagas sobre Egipto, demostrando el poder y la intervención divina en favor de los israelitas. Estas plagas, que incluyen desde las aguas convertidas en sangre hasta la muerte de los primogénitos, finalmente convencen al faraón de dejar salir al pueblo de Israel.
Moisés guía a los israelitas a través del Mar Rojo, que se abre milagrosamente ante ellos y luego se cierra sobre el ejército egipcio que los persigue, demostrando una vez más la intervención sobrenatural de Dios en su favor. Durante los cuarenta años siguientes, Moisés lidera a los israelitas en el desierto, enfrentando desafíos constantes como la falta de agua y comida, así como rebeliones internas.
En el monte Sinaí, Moisés recibe las tablas de la Ley, que incluyen los Diez Mandamientos, como la base de la nueva relación entre Dios y su pueblo. Durante este tiempo, Dios también provee maná del cielo y agua de una roca para sustentar a su pueblo, confirmando continuamente su fidelidad y poder.
A pesar de su liderazgo y dedicación, Moisés no entra en la tierra prometida debido a una falta cometida durante la travesía del desierto. En cambio, Dios le permite ver la tierra desde el monte Nebo antes de morir a la edad de 120 años. Moisés muere, pero su legado perdura como el gran liberador y legislador de Israel. Fue el intermediario entre Dios y su pueblo, un profeta sin igual según la Biblia, y su vida y obra son recordadas hasta hoy como un ejemplo de fe, obediencia y compromiso con Dios.
La película "Los Diez Mandamientos" estrenada en 1956, es un clásico del cine épico y religioso que narra la historia de Moisés según los relatos bíblicos del Éxodo. Charlton Heston protagoniza el papel de Moisés, capturando la intensidad y la determinación del personaje con su actuación memorable. La película se destaca por su espectacularidad visual y su impacto cultural duradero, siendo una representación icónica de la historia bíblica y sus valores universales.
Por cierto, la película animada "El príncipe de Egipto" es muy buena y su canción memorable "Libéranos" se ha quedado en la mente de muchas personas y por eso la buscan en Youtube.
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